martes, 4 de abril de 2017

La muerte de un rey





“La oscuridad no puede sacarnos de la oscuridad. Solo la luz puede hacerlo. El odio no puede sacarnos del odio. Solo el amor puede hacerlo”. MLK

Acabo de leer un libro de Tavis Smiley, "The Death of a King” (La muerte de un rey) que explica la historia del año final del Dr. Martin Luther King Jr, quien murió asesinado el 4 de abril, 1968. El libro empieza exactamente un año antes, el 4 de abril, 1967 cuando MLK pronuncia un sermón en la Iglesia Riverside de Nueva York denunciando la Guerra de Vietnam y acusa a EEUU de ser "el mayor proveedor de violencia en el mundo de hoy."

En el último año de su vida el discurso de Martin Luther King se vigorizó, explicando la relación entre el racismo, la pobreza y el militarismo, y con rotundas reclamaciones a la lucha de clases. Y su último año estuvo lleno de amenazas de muerte, ataques violentos en las calles, cárcel, humillaciones, divisiones en su propia organización; intuía el ángel de la muerte cernerse sobre él. En un momento en que se sentía el máximo miedo por su vida y la de su familia compra una pistola. Y junto con su mujer Coretta se quedan contemplándola. Al final, deciden que es una locura tenerla y completamente incongruente con los ideales que llevan defendiendo y promulgando. Tan pronto que se deshacen de ella ya no siente más miedo.  Y MLK vuelve a su frenética agenda de activismo. He aquí uno de sus últimos discursos:

“Cuando las máquinas y ordenadores, el afán de lucro y los derechos de propiedad sean considerados más importantes que las personas, los trillizos gigantescos del racismo, el militarismo y la explotación económica son incapaces de ser vencidos.

“Una verdadera revolución de valores significa en última instancia que nuestras lealtades deben volverse universales en vez de sectarias. Cada nación debe ahora desarrollar una lealtad primordial a la humanidad en su conjunto con el fin de preservar lo mejor en su propia sociedad. Este llamado a una hermandad mundial  que eleva el interés vecinal más allá de la propia tribu, raza, clase y nación, es en realidad un llamado a un amor incondicional, amor que todo lo abarca hacia la humanidad. Esto que a menudo es mal entendido, este concepto que a menudo es mal interpretado, ahora se ha convertido en una necesidad absoluta para la supervivencia del planeta.  

“Cuando hablo de amor no estoy hablando de algún tipo de respuesta sentimental y débil. No estoy hablando de esa fuerza que es meramente una bobería emocional. Estoy hablando de esa fuerza que todas las grandes religiones han visto como el principio supremo unificador de la vida. El amor es de alguna manera la llave que abre la puerta a la realidad última…”