“La oscuridad no puede sacarnos de la oscuridad.
Solo la luz puede hacerlo. El odio no puede sacarnos del odio. Solo el amor
puede hacerlo”. MLK
Acabo de leer un libro de Tavis Smiley, "The
Death of a King” (La muerte de un rey) que explica la historia del año final
del Dr. Martin Luther King Jr, quien murió asesinado el 4 de abril, 1968. El libro empieza exactamente un año antes, el 4 de abril, 1967 cuando MLK pronuncia un sermón en la Iglesia Riverside de
Nueva York denunciando la Guerra de Vietnam y acusa a EEUU de ser "el
mayor proveedor de violencia en el mundo de hoy."
En el último año de su vida el discurso de Martin
Luther King se vigorizó, explicando la relación entre el racismo, la pobreza y
el militarismo, y con rotundas reclamaciones a la lucha de clases. Y su último
año estuvo lleno de amenazas de muerte, ataques violentos en las calles,
cárcel, humillaciones, divisiones en su propia organización; intuía el ángel de
la muerte cernerse sobre él. En un momento en que se sentía el máximo miedo por
su vida y la de su familia compra una pistola. Y junto con su mujer Coretta se
quedan contemplándola. Al final, deciden que es una locura tenerla y completamente
incongruente con los ideales que llevan defendiendo y promulgando. Tan pronto
que se deshacen de ella ya no siente más miedo.
Y MLK vuelve a su frenética agenda de activismo. He aquí uno de sus
últimos discursos:
“Cuando las máquinas y ordenadores, el afán de lucro
y los derechos de propiedad sean considerados más importantes que las personas,
los trillizos gigantescos del racismo, el militarismo y la explotación
económica son incapaces de ser vencidos.
“Una verdadera revolución de valores significa en
última instancia que nuestras lealtades deben volverse universales en vez de
sectarias. Cada nación debe ahora desarrollar una lealtad primordial a la
humanidad en su conjunto con el fin de preservar lo mejor en su propia
sociedad. Este llamado a una hermandad mundial que eleva el interés
vecinal más allá de la propia tribu, raza, clase y nación, es en realidad un
llamado a un amor incondicional, amor que todo lo abarca hacia la humanidad.
Esto que a menudo es mal entendido, este concepto que a menudo es mal
interpretado, ahora se ha convertido en una necesidad absoluta para la supervivencia
del planeta.
“Cuando hablo de amor no estoy hablando de algún
tipo de respuesta sentimental y débil. No estoy hablando de esa fuerza que es
meramente una bobería emocional. Estoy hablando de esa fuerza que todas las
grandes religiones han visto como el principio supremo unificador de la vida.
El amor es de alguna manera la llave que abre la puerta a la realidad última…”