Cuatro monjes decidieron meditar en silencio durante
dos semanas. Al caer la noche, el primer día, la vela comenzó a parpadear y
luego se apagó. El primer monje dijo: "Oh, no! La vela se ha apagado."
El segundo monje dijo, "¿No se suponía que teníamos que permanecer
callados?" El tercer monje dijo, "¿Por qué habéis roto el
silencio?" El cuarto monje se rió y dijo: "¡Yo soy el único que no ha
hablado."
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