Jarvis Masters es un afroamericano que vive en el
corredor de la muerte de San Quintín. Llegó allí en 1981 condenado por robo a
mano armada. En 1985, mientras cumplía condena, un guarda fue asesinado, muerto
a puñaladas. En ese momento Jarvis estaba encerrado en su celda, pero fue
acusado de afilar una pieza de metal que supuestamente se utilizó para apuñalar
el oficial. Hay amplia evidencia que demuestra que Jarvis no tenía nada que ver
con el crimen y que su juico fue un montaje.
Este febrero el Tribunal Supremo de California
rechazó una apelación de modificar el veredicto que sentenció Jarvis a muerte. Por
el momento permanece en espera de ejecución. Acaba de cumplir 54 años. Lleva
encerrado en San Quentin desde la edad de diecinueve años. Está el corredor de
la muerte desde 1990.
En la prisión vivió una profunda transformación y
empezó a escribir. Miles de personas han leído los cuentos y ensayos de su
primer libro Finding Freedom, en lo
cual describe su conversión a budista y sus votos de paz.
En su segundo libro That Bird Has My Wings describe su lucha a adaptarse a entornos
disfuncionales y para forjar una identidad independiente. Su historia comienza
en los años 60, cuando Masters era un niño pequeño viviendo en Long Beach,
California con su madre y su padrastro, toxicómanos y camellos. Jarvis y sus
hermanas fueron abandonados regularmente durante días y semanas a la vez, a
menudo sin nada que comer, excepto lo que un vecino les dejaba una vez al día. Intervinieron
finalmente los servicios sociales y enviaron Jarvis y sus hermanas a diferentes
hogares de acogida en la que "los actos de violencia eran al azar".
Jarvis pronto se escapó y vivió en la calle hasta terminar en reformatorios.
Su capacidad para salir con vida de una infancia de
horror y de aferrarse a un frágil rayo de esperanza es cosa de héroes. Y su
capacidad de reconocer y transformar las fuerzas destructivas de su vida y
convertirse en un hombre de paz dentro de un entorno sumamente hostil y
degradante ofrece una lección para todos nosotros. Una creciente comunidad
internacional pide que su condena injusta sea anulada. Mientras tanto, hay una
manera en que Jarvis ya es libre; se ha escapado de las impropias narrativas
acerca de sí mismo y ha hecho su propia versión de lo que significa una vida. Sus
libros son un testimonio del espíritu humano.
Para más información: http://www.freejarvis.org/
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