“La
autoestima es el sistema inmunitario del alma.”
Virginia
Satir fue pionera en la terapia familiar, precursora de las constelaciones
familiares y la terapia breve, y referente para el inicio de la PNL. Resaltaba
la importancia de la autoestima, la sabiduría del cuerpo, los patrones del
lenguaje, y la ecuanimidad en las relaciones desde una visión sistémica. En su
trabajo empleaba el contacto físico, el drama, el humor y la metáfora. Fue
experta en saber identificar aquellos sutiles aspectos verbales y no-verbales
presentes en las relaciones entre personas en una familia o una organización
que contribuyen a que se produzca un cambio positivo en esa relación.
Impartía
ya hace más de cuatro décadas unos talleres de comunicación en los cuáles abría
espacios donde cada miembro del grupo podía crecer de forma más libre y expresarse
desde la vulnerabilidad (Ejercicios para
la comunicación humana). Su actitud esencial acerca del aprendizaje fue la
de una apasionante curiosidad y experimentación- ganas de probar nuevas maneras
de obrar. Ella consideraba el ser humano un milagro y trataba la persona en su
integridad y su conexión con los demás. Su metáfora del individuo es la de una
semilla en constante crecimiento y búsqueda de sentido.
Tenía una presencia de cariño y creaba una
atmósfera de bienvenida y seguridad, de apoyo, conciencia, y pertinencia a la
comunidad. Motivaba en el sentido más amplio- lo de inspirar a crear algo
nuevo. Su misión fue la de encontrar la fuerza vital en las personas para
ayudar a crear un futuro deseado que expanda la alegría, las fortalezas y la
vitalidad. Para Virginia el mundo era un lugar de esplendor, evolución y
transformación infinitos.
“Quiero amarte, no aferrarme; valorarte, no
juzgarte; acompañarte, no invadirte; invitarte, no obligarte; criticarte sin
que te sientas culpable; ayudarte sin que pierdas la dignidad.”
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