martes, 2 de abril de 2024

Un rodaje de pesadillas

 

Durante el bochornoso verano del 2003 trabajé como actor en el rodaje de la película de terror psicológico El Maquinista, una pesadilla dirigida por Brad Anderson y cuyo protagonista, Christian Bale había perdido 28 kilos para meterse en la piel de su personaje, un obrero que hace un año que no duerme. La localización fue una antigua fábrica enfrente de las tres chimeneas de Sant Adriá de Besós en Barcelona, al lado de las vías del tren.

Compartí algunas escenas con el Sr. Bale, ya que interpreté el supervisor de su personaje en la película. La primera vez que le vi  me senté a su lado dentro de una roulotte mientras nos maquillaban para una escena. Me parecía un esqueleto viviente. No dijo ni pío. Estaba guardando toda la energía que le quedaba para hacer su papel. Con el diálogo inscrito en su mente, se mantenía apartado del resto de los actores. Por respeto, nadie le hablaba. Actor del “método”, comenzó a padecer de insomnio al igual que su personaje. En una entrevista posterior, el actor declaró que "no tenía más remedio que estar 24 horas en la piel de mi personaje. Cuando llegaba a casa y me miraba en el espejo, era a él a quien veía."

En la escena que rodamos aquella noche le pido una muestra de orina y le digo que tiene aspecto de “mierda caliente”.

Estuve 3 días rodando de noche en la vieja fábrica. También compartí una escena con Michael Ironside, veterano actor protagonista de docenas de películas (Desafío total, Tormenta perfecta, etc.), un tipo grande y rudo con la cara marcada, y una voz de Harley Davidson. En El Maquinista el personaje de Michael pierde un brazo en un accidente espeluznante provocado por el personaje de Christian.

Esperando en la zona de actores entre las roulotte, recordé mis propios días de obrero tornero cuando trabajé en una fábrica con el mismo ruido, las mismas claraboyas agrietadas y ennegrecidas, el mismo suelo de taller lleno de aceite acumulado... y como un amigo mío perdió la mano en un accidente laboral; la película era un inquietante recordatorio de mi propio purgatorio del turno de noche.

Una madrugada, aislados entre las caravanas de producción, un pequeño grupo de actores sentados en sillas plegables escuchábamos embrujados a Michael Ironside contar la pesadilla de su primera visita a España para promocionar una película de culto de David Cronenberg, Scanners, que él mismo protagonizó. Scanners es una película de terror con cabezas que explotan. 10 segundos: comienza el dolor. 15 segundos: no puedes respirar. 20 segundos: explotas. Explicó que para hacer la película había salido de una borrachera de cuatro años. Se mantuvo sobrio y después tuvo que hacer el viaje promocional a Madrid solo (su primer viaje fuera de su Canadá natal) mientras Cronenberg hacía lo mismo en París. Michael llegó agotado, con jetlag, al Hotel Conde Duque y le alojaron en la habitación 502, donde se metió en la cama y se quedó profundamente dormido.

Pero enseguida su sueño se vio perturbado por una terrible pesadilla. A los pies de su cama, un hombre gritaba y le amenazaba con una botella de vino. Michael se despertó, fue al lavabo, se salpicó la cara con agua y consiguió volverse a dormir. Pero volvió a soñar con el hombre de la botella y ahora oía horribles gritos de niños. El hombre del sueño se sube a la cama por encima de él y le acerca la botella a la cara. Michael se despierta de repente, pero está tan reventado que al cabo de un rato consigue volverse a dormir. La pesadilla continúa: el hombre amenazador le mete la botella en la boca sofocándole y los terribles gritos de niños continúan. Esta vez Michael se levanta de la cama, abre las puertas del balcón y siente un fuerte impulso de saltar a la calle; agarrándose a la baranda, dice en voz alta "¡Necesito una copa!". Baja al bar vacío que está a punto de cerrar y pide un whisky. Después de tragarlo todo de un solo golpe, cuenta al barman su pesadilla. Al oír el número de la habitación, el barman se gira lentamente y le mira con cara de desazón. "¿502? Esa habitación está contaminada. Un hombre mató a su mujer metiéndole una botella por la garganta, después estranguló a sus dos hijos y luego se tiró por el balcón".

No estoy seguro si Michael nos contó la verdad o si estaba aprovechando el ambiente pavoroso del rodaje para intentar espantarnos con una mentira, una pesadilla inventada, pero de una cosa que sí estoy seguro, todo lo que te he contado es la pura verdad.

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